Lo niños nacidos por Reproducción Asistida a veces son tratados con un celo quizás «excesivo». Te cuento qué significa la expresión «Niños de oro» y por qué estoy tan en desacuerdo con ella.
¿Qué quiero decirte con esto a ti que estás en Reproducción Asistida? Porque en principio lo importante son los óvulos, los espermatozoides, ese endometrio trilaminar que todas ansiamos, tener el dinero para poder hacer los tratamientos... ¿o no?
Sí, todo eso es muy importante, pero casi nada es imprescindible. La clave de verdad está en la mente.
Mira, se me ocurren alternativas a óvulos o espermatozoides regulares o de mala calidad, como la donación; el endometrio se puede estimular o esperar a otro ciclo, el dinero, bueno, es tema peliagudo… pero la vida me está mostrando cómo cuando una persona quiere hacer algo saca el dinero de debajo de las piedras. No hablo de personas en situación precaria, sino de la mayoría; esa mayoría que le parece demasiado el dinero de una FIV y quizás decide no hacerla aun teniendo trabajo y casa.
La mente es nuestro motor. Puede con eso y más.
Recuerdo lo que leí a una persona a la que preguntaban qué le pedía al nuevo año: una mente amiga. Esa frase conectó conmigo y seguro que tú también puedes sentirte identificada con esa necesidad de calmar la mente que piensa, piensa y no para; que no da tregua y a veces nos confunde.
Hace un tiempo conocí a una mujer espectacular: Diana Fontánez. Ella es coach de empresarios de Internet.
Quizás porque he ido a pocos eventos de este tipo, quizás porque no conocía personalmente a nadie con esa resiliencia (capacidad para sobreponernos a periodos de dolor emocional y traumas), el caso es que salí conmovida de su seminario.
Lo que ella enseña es un poco particular pues es su manera de hacer crecer su negocio y cada uno luego lo aplica al suyo de la manera que considere, pero sobre todo quedé maravillada al conocer a una mujer que estuvo en lo más bajo de la sociedad de su país, que nació hombre y luchó por ser mujer. Ella ha conseguido una profesión respetada y está posicionada como una de las mejores de habla hispana.
Podría hablaros de tantas cosas que superó…
Presentando Creandounafamilia.net en el seminario
de Diana Fontánez en Madrid
Todo estuvo en su mente. Ella creó su realidad. La imaginó y encontró la manera de llevarla a cabo.
Cuando la estaba escuchando, igual que me pasó con el tema de la flor que encontré en Lanzarote y de la que ya os hablé hace ya un tiempo, encontré el paralelismo para nuestra vivencia en reproducción asistida.
Las personas que no pueden tener hijos de manera natural o las parejas de mujeres y mujeres solas, creamos primero a nuestra familia en nuestra mente. Es nuestra visión y es lo que buscamos. Al igual que Diana estaba «programada» para ser quien fue en ese entorno disfuncional, nosotras lo estábamos para quedarnos sin hijos…
¿No puedes quedarte embarazada? Ah, la vida… ¿No tienes novio? Pues entonces… ¿Te gustan las mujeres? Bueno, entonces, asúmelo… Te vas a quedar sin hijos.
Si has visto a tus hijos en tu mente, es que puede ser. ¡Encuentra el camino!
Puedes tardar 6 meses o 7 años. Puede que empieces en inseminación y termines en donación de gametos, pero ese es El camino a tu hijo y tú puedes encontrarlo.
Ojalá este post te de fuerzas y te animo a compartirlo con las personas que sientas que lo necesitan y a compartirlos por las redes. El poder de la mente nos puede llevar “casi” a cualquier sitio. ¡Muchas gracias!
La organización para llevar este trasatlántico que manejo es bastante complicada. Necesito mucha planificación y que nadie se ponga malo :)
Mucha planificación: cuaderno de papel, libretita pequeña , agenda en el móvil y a intentar sacar adelante cada día todo lo que puedo… Aquí os cuento…
¿Y vosotras? ¿Cómo hacéis? Contadnos de la difícil vida de la madre atareada.
Como siempre agradezco que lo compartáis en Facebook, Twitter, Pinterest, lo que queráis.
¡Qué nombre tan raro para un juego, verdad?
Os cuento un poco en este video que va con sorpresa final cómo veo yo este tema:
Lo tengo bastante claro, es de las cosas que cuando nació Rodrigo me salió espontánemente y así sigo.
El compartir no creo que sea algo espontáneo en los niños…
Como siempre muchos piensan lo contrario, menos mal, que como suelo decir… ¡los hay mucho más radicales que yo!, ja, ja.
¡Qué difícil es hoy en día manejar este tema!
Cuando nació Rodrigo, intenté que no tomara cosas muy dulces o muy saladas durante mucho tiempo. En un momento dado empezó a chupar un poco de helado y no sé en cual se lo comió ya él solo. Mientras, yo iba peléandome con familia, farmacias, peluquerías y todo aquel que le regalaba una piruleta.
A veces pienso cuánto mal nos hizo la posguerra…
No os riáis, no… tengo la teoría de que al venir de una época de escasez en la que una piruleta era un bien preciado o que tomar pan con aceite y espolvoreado con azúcar era lo máximo, la generación de los que nacieron en los cuarenta y principios de los cincuenta arrastra un apego al azúcar increíble.
Recuerdo un actor con el que trabajé hace muchos años; tanto él , como su mujer e hijos tenían sobrepeso y me contó que era por que en la guerra y posguerra había pasado tanta hambre que ahora tenía siempre la nevera llena de cosas ricas para que todos comieran lo que quisieran.
Salvando las distancias, hoy en día estamos al otro lado; sobrealimentados y extra azucarados. Es un auténtico rollo pasarse la vida negociando con tu hijo la ingesta de chuches. Detrás de eso va la la limpieza de dientes, en general una pesadilla los primeros años, al menos para mí.
En cuanto puedo tiro todo lo que le dan, por que aunque me lo pidiera, no pasaba nada, es más que probable que algún alma caritativa ya haya repuesto las chuches tiradas.
Ocasionalmente me tomo una nube o un plátano, por que ricos, están ricos…y siempre lo pago…los años y el bruxismo han hecho mella en mi esmalte y me supone uno o dos días de sensibilización dental. Eso me hace más consciente todavía de la cantidad de azúcar que se mete un cuerpo de 20-25 k tras regalarle una bolsa de chuches en un cumpleaños (nueva tradición de los últimos años).
Y no quiero demonizar las chuches, están bien y muy ricas, pero muy ocasionalmente, como algo excepcional y placentero.
Poniéndome en plan abuela recuerdo la felicidad de cada Domingo cuando me daban diez pesetas que me dejaban gastar en lo que quisiera, pues en toda la semana no volvía a comer nada de capricho. Y lo valoraba tanto… eso es algo que echo mucho de menos de la crianza de nuestros hijos… hay tal cantidad de todo en el mundo occidental, que es imposible que lo valoren. Y no es culpa de ellos, por supuesto.
Además, ya lo dijo Sócrates hace más de 2.000 años:
«Los jóvenes de hoy aman el lujo, tienen manías y desprecian la autoridad. responden a sus padres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros»
O sea que la raza humana tiende a pensar que su generación lo hizo mejor que la siguiente sí o sí, ja, ja
(Ahora, lo de cruzar las piernas no lo entiendo)
¿Cómo manejas tú este tema? No dejes de compartirlo con nosotros. ¡Y por donde quieras!
Hoy quería compartir con vosotros cómo he hecho yo y por qué lo he hecho así:
Cuando empecé los tratamientos para tener a Rodrigo tenía un trabajo de 10: 30 a 19:30. A mi no me cabía ninguna duda de que el niño que naciera iría a la guardería. Dudaba si cerca de mi casa o cerca del trabajo, lo que nunca dudaba era si iría o no a la guardería.
Justo tres días antes de dar positivo , acabé en ese trabajo y como tenía paro y algo de dinero ahorrado, me sentí muy feliz de poder dedicarme a un embarazo que me había costado tanto.
Nació Rodrigo y planeé volver a trabajar ya de freelance cuando tuviera seis meses y afortunadamente me salió un trabajo exactamente en esa fecha.
No podía imaginarme a Rodrigo en una guardería siguiendo las rutinas y obligaciones de ella. La persona que me ayudaba cuidándole mientras yo trabajaba en casa me costaba más que una guardería, pero tampoco nada excesivo. Era, es rumana y hablaba poco español, pero confiaba en ella y jugaba mucho con el niño.
Rodrigo era muy espabilado, salían mucho al parque, yo le hablaba hasta la saciedad, íbamos al teatro, nunca sentí que necesitara estimularse más , ni relacionarse con más niños.
Creo que para él era mejor la atención de Dana, su cuidadora y la mía que el estar con más niños.
Así estuvo hasta los dos años y medio cuando ya fue un año a la guarde de su futuro colegio por dos razones: yo necesitaba trabajar más horas y asegurábamos plaza en el colegio pues no nos correspondía por cercanía.
Entró tan mayor que no hubo problemas de ningún tipo, se adaptó, empezó a dormir la siesta sin mi y siguió mamando unos cuatro meses más tras entrar allí.
Cuando nacieron Aitana y Martín no hubo dudas. Tampoco irían a la guardería y afortunadamente podía volver a contar con Dana: al ser dos además no compensaba económicamente aunque hay familias que los llevan pues para muchas personas es muy importante el tema de relacionarse y estimularse, no es para nosotros. Yo sigo sin creer que sea necesario.
Para mi es más importante que estén con un adulto que los conozca y les pueda dedicar toda su atención o que yo esté por allí aunque no esté a tope con ellos, pues no creo mucho en lo del tiempo de calidad. Creo en estar muchas horas juntos, que me vean, que vayamos y vengamos.
Para conseguir todo esto he tenido que renunciar a cosas: a tiempo y a dinero, pero a cambio me han hecho crecer laboralmente y fundar Creando una familia para poder seguir estando con los tres lo más cerca posible.
¿Y tú? ¿Cómo estás haciendo? ¿Cambió tu perspectiva al nacer tu hijo?
¿Cuantas veces nos han dicho que no tomamos en brazos tanto a los niños que se acostumbran y eso no es bueno?
¿Cuantas personas no aguantan la presión y ceden? les dejan un ratito, no acuden tan pronto. Es difícil aguantar el pressing, lo sé….
En fin, para mí, la medida está entre el querer de ambos y el poder tuyo.