El descubrimiento de la infertilidad y su aceptación es un proceso muy complejo. Un duelo en toda regla.
Si prefieres oír o descargar el audio del artículo, haz CLICK AQUÍ:
Esto diálogo interior no es real. Pero como si lo fuera, creedme:
¡Estoy decidida! Voy a tener un hijo. Voy a hablar con Pepe, o con Pepa, o voy a ir a una clínica de reproducción yo sola. Sí, es el momento.
Ya he sentido varias veces la llamada de la maternidad, pero creo que esta vez ha venido para quedarse.
Lo noto en tanta cosas: siento cosquillas en el estómago, mi actitud cuando veo un niño es dulce, me siento un poco cansada de la libre vida de pareja o sola sin hijos: hago cenas, voy al teatro, viajo…
Y sí, todo es muy divertido, pero es que ya llevo muchos años así.
Creo que ha llegado el momento de dar un paso adelante.
¡Qué emoción! ¡y qué responsabilidad!
Va a ser precioso cuidar a un pequeño ser humano y acompañarle en su desarrollo.
Lo que haré es ir al gine, que me haga una revisión completa y dejar la píldora ya, porque estamos en febrero y yo creo que para abril más o menos podría estar embarazada. ¡Ay, pero nacerá en diciembre o enero! Bueno, ¿qué más da? Un precioso regalo de Navidad.
Además que en mi vida por fin hay la estabilidad suficiente como para tener un hijo.
El miedo a la crisis está ahí, pero tengo que lanzarme. Estoy bien de salud, hago ejercicio y no soy tan mayor… ¡va a ser increíble!
Como mi pareja es hombre empiezo a tener relaciones con él casi todos los días: Ummm, esto de buscar niño es muy, muy divertido.
Como no tengo pareja o mi pareja es una mujer ya me están haciendo todas las pruebas para comenzar. ¡Me quedo embarazada seguro! Me han dicho que seguramente será una inseminación y que dejan el semen directamente dentro del útero, ¡vamos! está fácil, fácil para que se encuentren óvulos y espermatozoides.
La vida luce, sigo emocionada.
Empieza la búsqueda
Día 26, 27 del ciclo… ayyy, ¿y si lo consigo a la primera? Pues puede ser, porque mi familia es ultra fértil mi madre y mis tías se quedaron prácticamente a la primera a mi hermana le ha pasado igual. Así es que yo voy de cabeza.
Día 28: ¡Vaya! La regla…¡qué bajón!
Venga, solo me lo permitiré un par de días, no me puedo desanimar por esto… El día que ocurra es para siempre, no pasa nada por que no sea tan, tan fácil como imaginaba.
Otro mes de diversión en pareja o de gasto en la clínica, ¡qué se le va a hacer! Todo sea por la causa. Y esta causa lo vale: un hijo, mi hijo.
Segundo mes o segundo tratamiento: Vuelve la regla.
¿Esta vez tampoco? Diosss… ahora sí que me da el bajón… ¿me pasará algo? ¿o será él? ¿o acaso el donante no era tan bueno?
Encima no me puedo poner muy mal porque ya tengo a todo el mundo encima de mí, pendiente de qué pasa… ¿por qué se lo contaría a tanta gente? Qué inocente fui…
4 meses, 10 meses, 3 tratamientos, todas las posturas imaginables, diversos donantes, más pruebas, animada, desanimada, esperanzada, hundida, inspecciono mis bragas al centímetro, me paso haciéndolo medio mes. literalmente, vivo en Internet. No siento alegría. Tengo cambios de humor que hasta a mí me sorprenden. Mi pareja y yo empezamos a chocar.
Nunca hubiera imaginado esto ¿porqué yo?, ¿por qué nosotros?.
¿Por qué tengo que enfrentarme a la infertilidad?
¿No nacíamos, crecíamos, nos reproducíamos y moríamos?
Alguien me ha engañado.
¡Quiero un hijo!
Acaba de empezar un camino que no sabe a dónde la llevará. Ojalá encuentre profesionales implicados en su caso y personas que la sostengan, además de su pareja si la tiene. Va a necesitar encontrar recursos dentro suyo que hoy en día ni siquiera sabe que tiene.
¡Fuerza, compañera!
Te animas a contarnos cómo fue el descubrimiento de tu infertilidad. ¿Cómo te diste cuenta de que necesitabas aceptarla para poder empezar a tomar decisiones?
Anímate a compartir el post. Expande la información :)