Si eres una recién llegada a la Reproducción Asistida bien porque llevas tiempo intentándolo con tu pareja o bien porque eres mujer sola o tu pareja es otra mujer y para ti es imprescindible, es posible que tu primer tratamiento sea una inseminación artificial con el semen de tu pareja o el de un donante.
¿Pero sabías que hay tres maneras de hacer este tratamiento de fertilidad?
Tal y como cuento en el video existen tres maneras de hacer una inseminación:
La más habitual:
Controlando y medicalizado todo el proceso y así intentar conseguir que crezcan los óvulos que se quiera y hasta el tamaño que se quiera.
Las parejas heterosexuales que vienen de intentarlo durante un tiempo son las grandes candidatas a hacerlo así.
La que muchas elegimos si no hay problemas de fertilidad:
Se controla mediante ecografía todo el proceso pero no se medicaliza hasta el momento final en el que se inyecta una medicina para saber exactamente a qué hora se ovula.
Esta manera de hacer la inseminación es especialmente adecuada si no existe un problema en la mujer o en el hombre, con lo cual son las mujeres sin pareja o las parejas de mujeres las que más suelen hacerlo.
La inseminación artificial «más natural»
Se controla mediante ecografía el crecimiento del óvulo y se calcula cuando se va a producir la ovulación mediante análisis de sangre y «el buen ojo» del médico.
Son muy pocos los pacientes que lo hacen de esta manera y pocas las clínicas que están a favor de ello.
Recuerda que aunque el ginecólogo es la persona que sabe aconsejarte médicamente cuál es tu mejor opción, hay ocasiones en las que eres tú la que debe decidir, si prefiere hacer las cosas de una manera u otra aún a costa de tener menos probabilidades de éxito.
Además de estas tres maneras, existe una cuarta pero que al no ser hecha en clínicas de reproducción asistida, he preferido dejarla para un post aparte. Podéis leer más sobre ella DESDE AQUÍ.
Te has realizado ya una inseminación artificial? ¿Cuál fue el método que seguiste, sabías que había otras opciones?