Como en muchas situaciones de nuestra vida, una experiencia tan fuerte como la infertilidad y en nuestro caso con el añadido de la reproducción asistida, va a dejar un poso en nosotras que marcará un antes y un después en nuestra manera de enfrentarnos a la maternidad.
Por supuesto también existe «un durante»: durante el tiempo que estemos en tratamiento, la mayoría de las emociones están tamizadas por la situación de estrés que estamos viviendo. Afortunadamente, como le oí decir a una psicóloga: lo que sentimos no es patológico, sino una consecuencia natural del estrés y a esta descripción te animo a agarrarte.
Hace unas semanas participé en el III Foro de Maternidad y crianza de Vía láctea que se celebró en Asturias. Me pidieron que hablara sobre la vivencia de la maternidad en las mujeres que hemos necesitado reproducción asistida partiendo de mi historia. Aquí tienes el video:
Tal y como digo en el video desde mi punto de vista SÍ que nuestra vivencia de la maternidad entendiendo por tal, desde el momento en el que tenemos nuestro positivo hasta que ya tenemos el niño, está mediatizada por la vivencia de la reproducción asistida: y ¿qué es en el fondo esa vivencia? Una experiencia impresionante que traerá grandes enseñanzas, quizás dolores y sobre todo a nuestros hijos.
Ella es esto y mucho más:
- Oportunidad: Gracias a la reproducción asistida tenemos opción de ser madres. Cada tratamiento puede traer a los que será nuestro hijo. Conseguimos continuar tras cada negativo porque en el siguiente embrión puede estar él.
- Esperanza: Creemos, queremos, confiamos, nos imaginamos a ese niño, nos caemos, pero nos levantamos. Sabemos que para muchos es nuestra única manera de tener un hijo que nazca de nosotros.
- Inseguridad: la pérdida de control sobre nuestro cuerpo y lo que pasa en él trae el miedo a no acertar en cada paso que damos. Esto nos hace desconfiar tanto de nuestras decisiones como de las de los médicos y nos hace ver a lo demás lejos, muy lejos de nosotros.
- Roba-autoestima: pocas cosas en la vida pueden comernos la moral tanto. Nuestros cimientos pueden tambalearse de una manera que nosotras, mujeres de mundo en nuestros treinta y tantos, cuarenta y tantos, no podíamos ni imaginar.
Pero… ¿y luego?
Para mí el problema no sería tanto mientras estamos buscando el embarazo ya que con el estrés al que estamos sometidas más las hormonas somos un gran cóctel, como que una vez logrado el positivo… el embarazo, parto, lactancia y crianza pueden verse afectados por nuestra delegación (obligatoria hasta conseguir nuestro positivo) en la ayuda externa.
No me malinterpretéis, por favor. Bienvenida la ayuda médica siempre que sea necesaria, pero no olvidemos que si existe médicos que hacen las cosas de una manera menos intervencionista es porque se puede.
Ya hemos logrado nuestro positivo y de ahora en adelante somos como cualquier mujer embarazada y nuestros hijos por mucho que los ginecólogos las nombren como «Los niños de oro», son o deberían ser como el resto de niños. Deseados, pero no sobreprotegidos. Porque por mucho que nos tiente que nos remiren más que a nadie o que estén atentos de nuestros hijos como si fueran diamantes, esto nos va a añadir una tensión innecesaria.
Quisiera que las mujeres que hemos pasado por reproducción asistida consiguiéramos por fin empoderarnos (sí, por fin lo he dicho en el blog, ¡ea!) y conseguir de nuevo conectar con nuestro cuerpo ya que no sé si lo habéis notado, pero con todos estos temas es como si estuviéramos disociadas de él.
Ah, pero si en algún momento alguno de los pasos posteriores al positivo se complican, por ejemplo en el parto, intenta elaborar la situación y piensa que te sigue quedando la lactancia y la crianza para vivirla con tu hijo lo más naturalmente posible. Que ya bastante nos han asistido, ¿no?
Que el embarazo sea un proceso de confianza
Que el parto sea vuestro momento
Que la lactancia sea vuestro encuentro
Que el dormir sea como os de la gana
Que el comer sea al estilo de tu familia
En fin, lo dicho, que tomemos el mando y acabemos con esta mediatización de nuestra maternidad.
Por cierto, la música de la que hablo en el video es el disco «Nacer, renacer» de la cantante Rosa Zaragoza. Puedes adquirirlo desde AQUÍ:
Como ella estaba allí con nosotras para mi fue muy emocionante poder contárselo en persona. Te recomiendo esta música de corazón.
Me gustaría que en los comentarios de este post debatiéramos sobre esto. ¿Tú crees o no crees que el haber estado casi rozando el no tener hijos, hace que lo hayamos vivido y quizás continuemos viviendo la maternidad de una manera diferente a las mujeres que no han tenido problemas de fertilidad? Si te animas, compártelo en las redes que te apetezca y si todavía no te has suscrito a mi blog, anímate a hacerlo.