No quiero estar así ¡Esta no soy yo!

Estoy segura de que sabes de lo que te hablo. Cuando lograr un embarazo por Reproducción Asistida, lograr tener un niño se convierto en LO ÚNICO que ocupa tu cabeza y empiezas a no reconocerte en la mujer en la que te has convertido.

Esto no sucede de un día para otro: tanto si llevas tiempo con tu pareja intentando tener un niño como si tu pareja es una mujer o eres mujer sola y tras empezar los tratamientos se está complicando el tema, es algo muy sutil.

Vas enlazando las consultas del médico con tus entradas a Internet, que poco a poco van aumentando hasta convertirse en algo compulsivo.

Tus ciclos menstruales se suceden y condicionan tu vida entera desde la ropa que te compras, a las vacaciones que organizas o al ejercicio que ya no haces porque total ¿para qué? si dentro de nada estaré en betaespera.

 

A young woman is lying curled up on a pebble beach

© LoloStock – Fotolia.com

 

Y así van pasando los meses y un día cuando estás sin energía y sientes el peso del mundo aplastando tu cuerpo, consigues de tenerte, tener un pensamiento lúcido y preguntarte en qué mujer te has convertido sin darte cuenta.

Entonces pueden ocurrir dos cosas:

  • Tu cabeza está demasiado inmersa en la vorágine de la infertilidad y la reproducción asistida para conseguir pararte ya.
  • Tu «rabia» o tu lucidez se imponen y es cuando te dices: No quiero estar así ¡Esta no soy yo! Quiero volver a ser la de antes.

 

Aunque ya te digo que la de antes no puedes ser

 

Nadie puede exigírtelo y mucho menos tú misma por que estás viviendo una crisis. 

No te quedas embarazada.

No tienes a tu hijo en tus brazos.

Tu familia futura está en juego.

Así es que partiendo de ahí, debes descubrir qué es lo que puedes hacer por cambiar tu actitud al vivir todo esto y si no puedes cambiarlo…

 

¡BUSCA AYUDA!

 

Nunca me cansaré de deciros que la diferencia entre lograr llegar a tener a tu hijo cuando estás ya en el punto del que estamos hablando a no lograrlo, puede ser que el profesional o el lugar adecuado te ayude. 

Hace poco este click le ha ocurrido a una de las personas que hacen el Acompañamiento conmigo y muy amablemente se prestó a dar su testimonio de cómo un día descubrió que la mujer en la que se estaba convirtiendo no era la que ella quería ser y tomo una decisión.

 

Mirar en mi interior

 

Cuando apenas llevaba un solo tratamiento de reproducción asistida y éste falló, la sensación de fracaso y desamparo fue tan grande que no tuve fuerzas para continuar hacia un segundo intento.

Lo primero que me pregunté fue: ¿por qué no funcionó, si todo estaba perfecto? Después, pensé que yo no era tan valiente como las demás mujeres montadas en el mismo tren, para quienes cada negativo parecía un aliciente que las acercaba al objetivo de ser madres.


Esta mezcla de miedo y tristeza me hizo girar hacia algo que, hasta ese momento, no había hecho mucho caso, distraída con la vorágine de consultas, análisis médicos y buenas expectativas: mi interior.

Cuando todo acabó, suspendí la medicación y dejé que mi cuerpo volviera “a la normalidad”

Un ruido persistente en mi cabeza se estaba materializando en un pensamiento tan claro, que me costaba entender cómo no lo había percibido antes:

Para…¡escúchate!”

Así lo hice… dediqué un día entero a llorar, a pensar en lo que pudo ser y no fue; reflexioné sobre las decisiones que habíamos tomado mi pareja y yo acerca de tener un bebé, e intenté validarlas de cara al futuro y, por último, me perdoné… por que, durante los meses de tratamiento había descuidado lo más importante en toda esta ecuación: a mí misma.

 

Recuperándome a mi misma

 ©Fotovika

 

Dicen que la vida está hecha de causalidades, que cada persona que se cruza en nuestra existencia lo hace en el momento adecuado y, en muchas ocasiones, con una misión para hacernos crecer.

En mi caso, fue a partir de este parón que la ayuda empezó a llegarme: mi principal necesidad era conectar con otras mujeres que estuviesen en una situación similar a la mía; La Comunidad se convirtió entonces en ese espejo en el que vemos reflejados, en cada testimonio, infinidad de historias paralelas; en este sitio virtual comprobé que una de las cualidades más maravillosas de las mujeres es nuestra solidaridad.

 

Después, con la paz que da el sentirte comprendida, busqué ayuda para estar mejor físicamente, y di con una gran nutricionista, que me ayuda a sentirme bien en mi cuerpo, a llenarlo de vida y energía; para ser honesta, ya no recordaba cuándo había sido la última vez que me había preocupado por ello, así que observar mi evolución ¡es sensacional!

 

Y de este segundo eslabón llegó el último: una de las terapeutas más humanas que he conocido jamás, capaz de ponerse en tu piel de tal forma que consigue una empatía fuera de serie.

Con ella, estoy desincrustando antiguos miedos que estaban ahí, dormidos, y que la confrontación con mi esterilidad despertó. Fue ella quien me dijo una de las cosas más bonitas durante este proceso: “eres más fuerte de lo que te imaginas, porque puedes cumplir lo que te propongas a pesar de no tener todo lo que necesitas para lograrlo.”

 

Y ahí voy… en un recorrido con subidas y bajadas. Cuando me lo preguntan, siempre digo que mi historia en la reproducción asistida es corta pero, sin duda, está unida a mi historia vital.

Quizás tuvo que llegar el negativo para darme cuenta de dónde estaba y, más importante, cómo estaba.

Ahora, con la perspectiva que da el tiempo, cuando echo la vista atrás y me veo en los meses de preparación para mi transferencia, me percibo temerosa y frágil.

Como bien dice Eva María, es imposible pasar a través de la reproducción asistida sin que la experiencia te cambie, y es verdad, sólo espero tener la posibilidad de elegir la manera en que viviré mi próxima experiencia. 

 

Si te identificas con lo que has leído, pero todavía no consigues tomar una decisión, no te preocupes, date un poco de tiempo más.

Confía en la sabiduría que nos da nuestros más de 30 o 40 años. Esa sabiduría que te permitirá decir:

Hasta aquí hemos llegado. No puedo perderme a mí misma en este camino.

Quiero seguir en él, pero sintiéndome un poco más sólida y capacitada.

 

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Eva María BernalEva María Bernal Eva María Bernal