¿Te imaginas poder tener un hijo «a coste cero»?

Lo primero aclarar la ironía de mi título, que no se me eche nadie encima. Si hablo de «coste cero» es por los miles de euros o dólares que nos tenemos que gastar las personas que necesitamos reproducción asistida: el precio de una FIV o de una donación de óvulos puede ser tanto para algunas personas que les impida acceder a ellos o tener que dejarlos a mitad del camino.

Pero hay otras personas: Las afortunadas, las que quizás no valoran del todo esa facilidad para quedarse embarazada, esa naturalidad que muchos jamás viviremos.

Y además «se divierten» buscando el embarazo…

¡Ayyyy! a qué planeta me mandaron a mi, o a ti, o a ti, ¿verdad?

Al planeta en el que pagamos por tener un hijo.

 

Recuerdo cuando empezaba en el mundo de la reproducción asistida, cómo en los foros llamaban a tener relaciones sexuales para tener hijos, el método DIVER; a mí como mujer sin pareja en aquel momento, me producía cierta envidia lo bien que se lo pasaban para buscar a sus hijos y además ¡todo lo que se ahorraban!

Si ya el dinero que gasté buscando el embarazo de mi hijo mayor fue bastante, lo empleado en la búsqueda del segundo se disparó totalmente.

Además yo soy una persona a la que no le ha gustado gastar el dinero, por ejemplo en taxis, y he preferido ir en metro y emplearlo en otra cosa o comer en casa la mayoría de las veces con productos de buena calidad a estar saliendo más veces y comer peor. Con esto quiero decirte que no me gusta malgastar el dinero.

Cuando llevaba ya aproximadamente un año y pico y bastante dinero gastado, la crisis en España estaba en pleno apogeo (aunque yo por circunstancias laborales y familiares en ese momento lo tuviera), pero llegó un momento en el que empecé a sentirme mal de gastar ese dineral.

A veces sentía hasta naúseas pensando en que me había hecho una transferencia de vitrificados que además había dado negativo o había acabado en un aborto y había pagado casi 2000 € por ese proceso que apenas había durado dos semanas.

 

Un día compartiendo estos sentimientos con una amiga mía, me dijo que no me sintiera mal o culpable por estar empleando todo este dinero, era parte del proceso necesario para mí y un día todo esto terminaría y volvería a ser la misma que intentaba gastar poco dinero.

 

La verdad es que su consejo me alivió un poco: sería como un mantra infernal (pero cierto) en el que podríamos decir: esto es lo que toca, esto es lo que toca, esto es lo que toca.

Lo que ocurre es que pensar que hemos hecho una donación de óvulos y entregado en la clínica entre 5000 y 9000 € para un proceso en el que sí, están involucradas muchas personas y muchos medios, pero para nosotros se resume en un proceso de aproximadamente un mes y del que podemos salir con las manos vacías y todo ese dinero fuera del banco, es una locura.

A veces miro a todas esas personas que lógicamente viven con toda naturalidad su fertilidad ¡qué afortunados son! Los he mirado de todas las maneras: con envidia, con alegría, con nostalgia, con morriña…

Pero desde luego lo que tenemos que intentar evitar es engancharnos a esos pensamientos de ¿Por qué ellos sí y nosotros no?

Sería genial poder tener los hijos como ellos, «a coste cero» pero esa es su vida no la nuestra.

 

Hagamos nuestro camino rodeados de personas que entienden lo que estamos pasando o que si desconocen cómo hacerlo, saben sencillamente estar a nuestro lado.

 

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Eva María BernalEva María Bernal Eva María Bernal