Para este verano del 2015 he pensado hacer una serie de cuatro vídeos post un poco especiales. Te cuento:
De mi libro Mi maternidad asistida o como ser madre por reproducción asistida y no morir en el intento ya hay muchas versiones: en papel, en PDF, en Kindle, ¡hasta en audio libro!…
Pero me faltaba un video y eso es lo que os voy a presentar cada 15 días. Son videos de uno 10 minutos y eso que me he contenido, por que si no me hubieran salido de media hora cada una.
Lo he dividido en cuatro partes:
- La toma de decisión y las 5 inseminaciones
- La FIV que trajo a Rodrigo y los dos años de espera criándole
- Las 4 FIV y 3 ovodonaciones buscando el segundo
- La donación de embriones que trajo a Aitana y Martín y lo que ha venido después
Aquí va el primero:
Tomar la decisión de ser madre soltera por elección
Como os cuento en el video la toma de decisión fue un momento fundamental y sorprendentemente fácil de tomar. Supongo que para llegar a él, viví una serie de historias y relaciones en mi vida que me llevaron hasta ese punto en el que con 35 años decidí que ya no iba a esperar más para tener una pareja y formar una familia con él.
Sería madre soltera por elección
Nunca lo había pensado, nunca me lo hubiera imaginado, pero allí estaba yo, dispuesta a formar mi familia.
Y claro, como mujer a la que no se le suponía infertilidad ya que mi único, llamémosle problema, era no contar con parte masculina en mi ecuación, yo, criatura…
Pensé que si lo había decidido, así iba a ser y sin tardar demasiado.
Imagen cortesía de Iosphere © Freedigitalphotos.net
Las 5 inseminaciones
Primero, tras esperar seis meses en los que estuve asentando mi decisión, visito a un médico de cuya consulta salgo corriendo (casi llorando) para no volver más.
Segundo y tras una exitosa primera inseminación con semen de donante, pierdo el embarazo el 11 M. Recuerdo las tres o cuatro semanas que viví sabiendo que estaba embarazada como una pesadilla de nervios. No sé si es que sentía que algo no iba bien o era el susto de haberlo logrado a la primera. Cuando no se ha logrado nunca una beta positiva puede sorprendernos que alguien no esté feliz cuando le ocurre, pero puedo asegurarte que es tan fuerte la explosión de sentimientos que tienes que puede ocurrir eso y más.
Tercero y tras dejar pasar tres meses para hacerme una nueva inseminación, llego a ella en tal estado de nervios que yo creo que el día que fui a la clínica a que me la hicieran, estaba viviendo una especie de ataque de pánico o de ansiedad.
Lo recuerdo como uno de los peores momentos de todos mis años en reproducción asistida.
Voy a contarte una anécdota: Ese mes de mayo se casaron el rey Felipe y la reina Leticia. Estuve todo el día viendo la boda real que me estaba encantando pero a la vez me daba una tristeza que me moría verlos tan, tan sonrientes e imaginándolos poniéndose rápidamente a tener un niño.
Luego, se dijo todo tipo de cosas de ella a raíz de que pare ciega que no se quedaba embarazada. En fin ya sabes los mentideros como son. La leyenda incluso decía que llegaba a una famosísima clínica reproducción asistida de Valencia por las noches en helicóptero para que no la viera nadie.
Pero bueno, en aquel momento sólo veía sonrisas y alegría.
Y yo estaba en el extremo opuesto.
Cuarto. Llegaron una tercera, una cuarta y hasta una quinta inseminación en las que no pasó absolutamente nada.
Quinto y punto final en esa clínica y en el mundo inseminación. Eran muy agradables, creo que incluso muy buenos en su trabajo, pero yo necesitaba un cambio de aire y más que ginecólogos necesitaba ingenieros, arquitectos… ¡astronautas! que matemáticamente lograrán un embarazo.
Si te ha gustado este primer video post sobre mi experiencia-odisea en reproducción asistida, me encantaría que lo compartieras en tus redes sociales y si deseas adquirir el libro, puedes hacerlo desde AQUÍ
¡No te pierdas el siguiente!