El colecho

Nunca planeé dormir con mi hijo mayor. Durante cuatro meses intenté dormirle y llevarle a su cuna. Cuatro largos e interminables meses, hasta que un día que no pude más le di teta tumbada, se durmió y dije… ¡ahí te quedas! en el mejor sentido de la palabra, eso sí.

Desde entonces durmió conmigo. Reconozco que hubo noches agotadoras, otras que yo quería recuperar mi espacio, pero puse una cuna en sidecar y un par de años más tarde una cama de 0,90.
Conseguí llegar a un acuerdo con él para seguir durmiendo juntos y fue que él estuviera en su cama y yo en la mía; esa fue la etapa más fácil del colecho. Camas pegadas y cada uno en la suya.
Incomodidades aparte, dormir con un hijo, como la lactancia, me parece uno de los privilegios de criar hijos. Como decían en un cita que leí una vez:

 

Si sólo tengo una vida, cómo no dormirla contigo…

 

  • Me ha hecho sentirme muy en contacto a mi hijo.
  • Si he trabajado mucho de día , ambos sabíamos que nos quedaba la noche para poder estar juntos aunque fuera durmiendo.
  • La lactancia prolongada para mi, es impensable sin colechar. ¡Qué cansancio!
  • Cuando son pequeñitos me ha servido para no estar preocupada de toses, atragantamientos, fiebres, pus con sólo extender el brazo, los tengo ahí.
  • las vacaciones son más fáciles durmiendo juntos pues sólo necesitamos una cama

 

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A cambio, Rodrigo ha acabado en el suelo varias veces, aun teniendo barreras y eso era agobiante, así es que cuando Martín y Aitana empezaron a gatear encargué inmediatamente este futón de 1,50 x 1, 80 que es una gozada y en el que cabemos todos.
Actualmente Rodrigo duerme en su habitación y cuando se despierta en medio de la noche que siguen siendo casi todas, se viene al camón.Hay niños que se independizan con tres o cuatro años, no es mi caso, pero ya no me necesita para dormir aunque le siga gustando.

 

Diréis,vaaaaale, pero tú no tienes pareja. Pues no, pero estoy rodeada de amigos en pareja que duermen con ellos y sí… hay que agrandar la cama por que si no se puede acabar muy harto, lo reconozco, pero, de verdad, que es adictivo en el mejor sentido de la palabra, no en el de dependencia.

Ah, y esas parejas van teniendo más hijos, o sea que intimidad se puede tener. Quizás haya que reinventarla, que también es un aliciente, ¿no?

¿Y vosotras? ¿Qué os parece el colecho? ¿Os gusta? ¿Teméis que los niños no se vayan nunca?
Dejad vuestros comentarios, por favor, me encantará leerlos.

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Eva María BernalEva María Bernal Eva María Bernal