Quizás desde que pusieron nombre a tu infertilidad y alguien te dijo que vuestro único camino para tener hijos era la reproducción asistida empezaste a sentirte como alguien diferente.
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¿Te sientes una entre cien mil?
Generalmente cuando uno es pequeño, quiere ser como todos los niños: llevar el mismo abrigo, tener la misma peonza, ir a ver la misma película…
Pero según vamos creciendo, queremos ser especiales, brillantes, que se fijen en nosotros por cómo nos movemos o cómo actuamos.
© Balint Radu – Fotolia.com
Aunque siempre hay cosas en las que queremos ser como la mayoría:
Una de ellas es que queremos poder decidir si tenemos hijos o no
Pero a nosotros nos ha tocado la china:
Sí, esa piedrecita que va de mano en mano y nadie quiere quedarse; nosotros nos la hemos tragado y tenemos que ver qué hacemos con ella.
Y claro, es muy fácil acabar preguntándonos:
¿Por qué yo? ¿Por qué nosotros?
Sientes que eres una entre cien mil. Sientes que a nadie le pasa lo que a ti:
Que todo el mundo tiene relaciones sexuales y hala… ¡Llegan los niños!
Y no es así.
Cuando veas a una mujer embarazada por la calle o a una pareja con tres niños disfrutando en un parque no pienses en que qué bien están, que felices son, bla, bla…
Nunca sabemos lo que ha pasado una persona hasta llegar al punto en el que está.
Hay veces que me veo paseando con mis hijos, jugando o merendando en una imagen supuestamente idílica y caigo en que a lo mejor me está mirando alguien y pensando… ¡que suerte!
Si has leído mi primer libro «Mi maternidad asistida» o el segundo «Ser madre por adopción de embriones, el punto de vista emocional» sabes que para mí haber llegado a ese punto ha sido una odisea.
Que yo también sentí que:
- era la única de todas mis amigas que no iba a conseguir tener un hijo
- que yo era una entre cien mil
- un bicho raro
- que algo estaba mal en mi
Pero siempre os digo que si continuáis vuestros tratamientos de reproducción asistida, un día vuestra suerte cambia.
Y es así. No especulo. Es un hecho que veo cada día.
Y no sólo las personas con infertilidad o las que llegamos a necesitar reproducción asistida sentimos que somos uno entre cien mil.
- También las personas que sufren enfermedades raras
- Las personas que padecen cáncer
- Los niños con leucemia
Ellos no son millones, son unos poquitos menos; los médicos les dicen que sus enfermedades ocurren en un niño por cada cien mil, aunque como dice el papá creador de la fundación de la que quiero hablaros, cuando diagnosticaron leucemia a Germán, su hijo de tres años no fue esa la cantidad exacta, pero sí que fue la cantidad con la que él se sintió más cómodo por que su hijo se iba a curar, él estaba convencido.
La fundación Uno entre cien mil tiene esta misión:
Y se les ocurrió una manera de conseguir dinero para los proyectos:
Un dorsal y la ayuda de personas anónimas y de famosos como Penélope Cruz, Paula Echevarría o Leonor Watling.
El dorsal simboliza que corremos contra la leucemia infantil.
Tu ayuda puede ser COMPRANDO UN DORSAL (mínimo 1 €), comprando para muchas personas y también difundiendo que existe esta ONG.
¡Mírame con el mío antes de empezara correr para acabar todo el trabajo!
Te invito y animo a que adquieras el tuyo a través de Paypal. El proceso es muy sencillo y estás ayudando, DE VERDAD, por pequeña que sea tu aportación.
A muchos nos ocurren muchas cosas que
NO LES PASAN A TODO EL MUNDO
Pero recuerda que todos podemos ser uno entre cien mil, pelear y salir airosos.
¿Tú te sientes así? ¿A la que le pasan las cosas? y por otro lado …¿Conoces a algún niño afectado por leucemia? ¿Conocías esta fundación?