Seguro que recordáis que en vuestro embarazo esta es una de las preguntas que más os hicieron.
¡Qué curiosidad nos provoca saber si lo que viene es un niño o una niña! ¿verdad? Quizás nos enfrenta con nuestros deseos o nuestras frustraciones o quizás tenemos ambos sexos en nuestro cachorrerío y es por ponerle una cara aproximada.
Pero hay familias para las que estas cuestiones son de suma importancia: Si hay muchos pequeños de un mismo sexo, se espera con ansia la llegada de un nuevo ser… pero del sexo que escasea… y cuando el pobrecito que llega no cumple las expectativas, hay un punto de decepción que al menos los adultos que son conscientes de ello, necesitan superar para aceptar a ese niño o niña.
En nuestra sociedad occidental actual se tiende mucho al deseo de tener niñas; incluso un día leí que un gran porcentaje de familias numerosas se dan cuando los primeros son niños y se está buscando a la niña. Siento no poder dar la fuente.
A mí, que me tocó un chico la primera vez y que me convertí en gran defensora de las virtudes masculinas en la infancia –suena un poco absurdo, lo sé, pero es que hay tanta apasionada de las niñas :)- al quedar embarazada de mellizos hubiera preferido otros dos niños a dos niñas, pero más bien por no dejar a Rodrigo en una casa llena de mujeres que por otra cosa.
Luego llegaron Martín y Aitana y equilibraron la casa: dos chicos y dos chicas.
Pero mientras estaba embarazada ocurrió algo que me volvió a enfrentar con estas pasiones de algunos por tener niños del sexo que quieren tener o si no, disgustarse:
En la semana 28 a Aitana la encontraron un quiste en el plexo coroideo: al unir la palabra cerebro, con quiste se entra inexorablemente en pánico, o sea que ahí estaba yo, luchando por creerme lo que me decían los médicos pero sumida en el miedo cuando una persona me escribe diciendo que se había llevado un gran disgusto al enterarse que su segundo hijo no era una niña como deseaba si no un niño…
Yo, que llevaba días intentando controlar la situación, no pude por menos que decirla que cuando a uno nunca le han dado un susto en una ecografía se permite esos lujos de desear niños o niñas.
Lamentablemente las que hemos pasado abortos, reproducción asistida etc entendemos rápidamente la maravilla que es un niño por simplemente ser quien es y nos duelen esos pensamientos.
¿Y tú? ¿A pesar de que racionalmente no lo pienses, instintivamente tienes una querencia?
Cuéntanos, no te cortes. Seguro que aprendemos todas.